LA MAQBARA MUSULMANA DE LA MACARENA.CALLE DIVINA ENFERMERA Nº 14.
DAVID GESTOSO MOROTE
JOSÉ IGNACIO LÓPEZ RODRÍGUEZ
Astarté-Estudio de Arqueología, S.L.L.
Resumen: La presente intervención ha dado como resultados más significativos la documentación de una serie de niveles romanos altoimperiales no aparecidos en una campaña anterior en el mismo solar y la documentación de parte de la maqbara musulmana de los siglos X y XI de Isbiliya ubicada en el actual barrio de la Macarena y perteneciente al primitivo recinto amurallado musulmán de Sevilla.
Summary: This intervention has resulted in more significant documentation of a series of I-II centuries Roman levels is missing from a previous campaign on the same site and documentation of part of the century Muslim maqbara X and XI Isbiliya located in the current quarter of the Macarena and belonging to the original walled Muslim Seville.
En la Alta Edad Media esta zona se encontraba extramuros, de ahí su uso como necrópolis, y junto a una de las puertas del norte de la ciudad situada en lo que hoy es la Plaza de San Martín. Posteriormente, y debido al crecimiento de la ciudad, esta parcela quedó integrada en el nuevo recinto amurallado levantado por los Almorávides en el siglo XII, quedando situada más o menos en el centro del mismo, un poco orientado hacia el norte y cercana a la actual Alameda de Hércules.
En el solar se había realizado ya una intervención arqueológica con una serie de sondeos que abarcaron 175 metros cuadrados, por lo que la superficie total del solar para esta nueva intervención quedaba reducida a 488´74 metros cuadrados. Debido a esto, los nuevos cortes se han tenido que adaptar al espacio no excavado anteriormente, por lo que presentan una disposición y unas dimensiones peculiares. Básicamente podemos decir que los cortes de 1998 se ubicaron en el centro del solar y los que ahora excavamos nosotros se han planteado cerca de las medianeras.
- RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN.
Debemos destacar la existencia de numerosas cimentaciones de hormigón en forma de bloque paralelepípedo en todo el solar pertenecientes a la nave derribada, con una profundidad de hasta 2´60 metros, algunas de ellas arriostradas, por lo que los niveles arqueológicos se han visto afectados. Todo esto implica, además, que alrededor de las cimentaciones y en las zonas donde se abrieron zanjas el material aparezca totalmente revuelto desde época romana hasta nuestros días.
También debemos señalar que se han dejado algunas zonas sin rebaje manual debido por un lado a razones de seguridad, puesto que algunos perfiles se desmoronaban por estar compuestos de materiales de relleno muy sueltos y así lo dictaminó el responsable de Seguridad y Salud, y por otro lado a la existencia de varios pozos contemporáneos con una fuerte afección sobre los niveles arqueológicos. Todo ello se decidió de común acuerdo con el inspector de la Delegación de Cultura. Las zonas que denominamos “no excavadas” fueron documentadas y entibadas como medida de seguridad. Se trata del sector norte de C-2, donde apareció una estructura tipo aljibe con un relleno contemporáneo de escombros y botellas de cristal, y del sector norte de C-3, donde se sitúa un gran pozo rectangular.
El nivel freático apareció a una cota de 3´95 m.s.n.m. y las cotas finales alcanzadas en cada corte han sido las siguientes: en C-1 se llegó a 3´78 m.s.n.m. en el sondeo NO, en C-2 a 5´42 m.s.n.m. (UE 2013) y en C-3 a 3´80 m.s.n.m.
Los resultados obtenidos en la presente excavación los podemos dividir en dos apartados claramente diferenciados.
Por un lado hemos hallado varios niveles de ocupación romana en los tres cortes. De todos ellos destaca la superposición de pavimentos documentada en el corte C-3. Apareció una basa de columna in situ. Se trata de un dato totalmente novedoso en este solar. En la campaña de 1997-1998, el equipo encargado de la excavación no documentó ningún nivel romano de ocupación. El material cerámico asociado a estos niveles nos permite fecharlos en los siglos I y II.
Por otro lado tenemos la necrópolis musulmana, conservada solamente en el corte C-1, salvo un individuo en C-3. Los restos de la misma se han visto afectados tanto por las cimentaciones contemporáneas como por un patio moderno. Los datos obtenidos ahora nos permiten ampliar y completar la información que se tenía de esta necrópolis musulmana del norte de Isbiliya, junto a la Puerta de San Martín, de los siglos X-XI.
Fases de ocupación.
Hemos podido diferenciar cuatro fases de ocupación en el presente solar. Los restos más antiguos corresponden a época romana. A continuación se dedicó el espacio a una almacabra de época musulmana. De época moderna permanecen los restos de una importante vivienda. Y por último, las cimentaciones correspondientes a la época contemporánea. Pasamos a continuación a describir las diferentes fases de ocupación.
Fase I: Romana (siglos I-II).
La primera ocupación documentada en el solar corresponde a época altoimperial romana. Los estratos romanos se asientan sobre el nivel geológico. Está compuesto por arcillas limpias de tonalidad marrón-rojiza y aparece a una cota de 3´79 m.s.n.m.. A su vez, estos niveles romanos aparecen amortizados por los niveles de enterramiento musulmanes del siglo X, aunque en el sector Norte de C-1 están cubiertos por una capa de arena estéril. Puesto que estamos en una zona inundable, muy próxima a la laguna formada por el río Guadalquivir en la Alameda de Hércules, esto nos lleva a pensar en un abandono del solar después del siglo II debido probablemente a una inundación del mismo que dejaría la zona en malas condiciones para su habitabilidad.
La importancia de los restos romanos hallados en la presente excavación tiene dos vías. Por un lado por ser los primeros que se documentan en la manzana. Y por otro por su carácter monumental. Se trata de diferentes niveles superpuestos que abarcan un breve espacio de tiempo. Así, nos encontramos con ocho momentos constructivos diferentes entre el siglo I y mediados del siglo II. Se corresponden con siete suelos y con un muro. Además, se ha documentado un importante nivel de derrumbe. En este se distingue claramente un pilar de ladrillos, gran cantidad de argamasa de cal y muchas tégulas.
Dentro del primer momento constructivo destacan los restos de un pavimento de mortero. Está asociado a una basa caliza de columna localizada in situ sobre una pequeña plataforma cuadrada de mortero. Claramente parece tratarse de un edificio importante. No podemos extraer más conclusiones debido a lo reducido del espacio excavado. Su cronología no se puede fijar con total exactitud, pero sería, en todo caso, anterior a mediados del siglo I.
Este nivel aparece cubierto por un paquete de tierra marrón de 14 cm. de potencia, lo que podría indicar un abandono del edificio o una preparación del terreno para una nueva distribución del espacio, lo que no podemos confirmar porque aquí no se ha encontrado material cerámico. Lo que es evidente es que a continuación se realiza un primer pavimento hecho a base de ladrillos fijados sobre una cama de mortero. Un nuevo paquete de tierra marrón de 21 cm. de potencia también sin materiales amortiza este suelo.
Sobre él encontramos los restos de un muro, de escasa consistencia en cuanto a su fábrica, realizado con ladrillos sin ligante. Inmediatamente a él se superpone un nuevo suelo de ladrillos en el que hallamos dos fragmentos de mediano tamaño de placas de mármol, tal vez reutilizadas y pertenecientes a la decoración del edificio del primer momento.
El suelo lo fechamos en la segunda mitad del siglo I por la cerámica hallada entre sus ladrillos y por la secuencia estratigráfica. Este suelo se repavimenta con un nuevo suelo de ladrillos relacionado con un muro que lo delimita por el lado sur. Se trata de un muro de opus mixtum, del que se conservan tres hiladas de ladrillos y un sillar con moldura reaprovechado y puesto del revés, por lo que deja ver las hendiduras de las grapas. También pensamos que el sillar pertenecería al primer edificio, lo que confirma su importancia.
Un nuevo paquete de tierra marrón de 19 cm. de espesor colmata el nivel descrito, también sin material cerámico. Sobre él un nuevo pavimento de ladrillos, cubierto a su vez por un paquete de tierra marrón de 38 cm. de espesor y con materiales que nos permiten fecharlo hacia los inicios del siglo II.
Un último pavimento de ladrillos aparece seguidamente, pudiéndolo fechar en la primera mitad del siglo II gracias a la secuencia estratigráfica. Queda cubierto por un estrato de tierra marrón, sobre el que hallamos un pavimento de cal con algunos materiales cerámicos que lo datan en la primera mitad del siglo II. Por último, un estrato de tierra negruzca con materiales romanos datables entre los siglos II y III pertenece al momento de abandono de las estructuras romanas. Este hecho parece que es debido a las continuas inundaciones que sufría la zona, como queda expuesto más arriba. Los niveles romanos aparecen colmatados por el primer estrato de enterramiento musulmán del siglo X, no pudiendo concretar si pudo existir algún nivel romano más que fuera posteriormente arrasado.
Fase II: Musulmana (siglos X-XI).
La época musulmana aparece únicamente representada por la almacabra de los siglos X y XI. Debido al máximo aprovechamiento del espacio disponible, a la uniformidad del terreno y a que las tumbas se cubrían con la misma tierra extraída de las fosas, se hace muy difícil diferenciar fases de enterramiento. Tan solo factores estratigráficos de deposición de los individuos nos permiten hablar de dos fases.
El estrato de tierra marrón que cubre los enterramientos más recientes lo denominamos UE 1012, que son la mayoría, y contiene material cerámico predominantemente del siglo XI. Un segundo estrato musulmán, UE 1013, también de tierra marrón y misma textura, queda por debajo y se puede fechar en el siglo X. Ambos estratos presentan multitud de fragmentos cerámicos romanos, en especial de ánforas Dressel 20 y de Terra Sigillata Hispánica, lo que nos indica que la excavación de las fosas removió el material romano del nivel sobre el que se asienta la almacabra.
Así, este material aparece reutilizado en algunas tumbas musulmanas, con fragmentos de tégulas como cubrición, o simplemente desplazado de su contexto arqueológico. Además, diferentes materiales de épocas posteriores contaminan los niveles musulmanes debido a todas las afecciones modernas que hay en el solar, como ya se ha indicado en el apartado anterior, así como por la construcción de un gran patio en época moderna que arrasó con todos los niveles musulmanes en los cortes C-2 y C-3, de ahí que tan solo se haya conservado un individuo en C-3 (CF 035).
De los primeros momentos de ocupación de la almacabra se han documentado los restos de tres muros de pequeña mampostería que, debido a las afecciones posteriores y a su mala fábrica, aparecen en un estado de conservación regular. En el centro del corte C-1 encontramos dos muros formando esquina (UE 1020 y UE 1030) que están delimitando un pequeño espacio dentro de la almacabra. Junto al perfil oeste de C-1, en su lado norte, se halló una hilada de un pequeño muro (UE 1025) en dirección O-E.
En total se han documentado 41 complejos funerarios que denominamos CF. La cota máxima, tomada en el punto más alto conservado del cráneo, la representa CF 006 con 6´80 m.s.n.m. y la cota mínima CF 041 con 6´04 m.s.n.m., es decir, todos se encuentran en un paquete de tierra de 0´76 metros de espesor. Los individuos aparecen todos alineados con la cabeza al oeste y mirando hacia el sur en decúbito lateral derecho, siguiendo el rito musulmán. En cuanto a la tipología de las tumbas, podemos diferenciar los siguientes tipos:
-Fosa sin cubrición: en la mayoría de los casos la tumba consiste en una simple fosa sin cubrición alguna.
-Fosa con cubrición: la cubierta se realiza simplemente con varios fragmentos cerámicos y de tégulas sobre la misma dispuestos de manera irregular.
-Tumba de bastidor: la fosa queda enmarcada por un sencillo bastidor de ladrillo
-Tumba con señalamiento: en alguna ocasión se señala la tumba con una alineación de fragmentos cerámicos en el lateral clavados verticalmente en el suelo (CF 022).
Los restos hallados de fragmentos de estuco pintados a la almagra nos hablan de una posible decoración pintada en alguna de las tumbas, aunque nunca ha aparecido in situ.
La gran mayoría de las tumbas no presenta ajuar, como mandan los cánones islámicos. Esta regla se rompe tan solo en seis casos, donde aparece algún material junto al cuerpo, aunque las tumbas no presentaban cubrición alguna. Este pequeño ajuar puede estar representado por un ataifor (CF 030), por una redoma y una llave de hierro (CF 021), por un candil de piquera (CF 033), por una ollita de cocina (CF 014, CF 015) o por un jarro y una ollita (CF 039).
Fase III: Moderna (siglos XVI-XVIII).
Con la ampliación del recinto amurallado de la ciudad en el siglo XII, la almacabra se abandona porque quedaba en su interior. Se mantuvo como recinto sagrado en un primer momento. Tras la conquista cristiana de Sevilla en 1.248 en esta zona no se construye, debiendo quedar seguramente como zona agrícola intramuros. Así, del siglo XVI localizamos un pozo circular de ladrillo bajo un nivel de relleno. Tiene materiales adscribibles a los siglos XVII y XVIII. Además dos grandes tinajas que estaban semienterradas como depósito de almacenamiento. Una de ellas aparece sellada por una losa y varios mampuestos.
De los siglos XVII-XVIII un nuevo pozo circular de ladrillo amortizado por un nivel de argamasa de cal. Será a partir del siglo XVIII cuando se habite el lugar con la construcción de una gran vivienda. Durante la nivelación del terreno se arrasan por completo los niveles musulmanes. El suelo del patio presenta cotas por debajo de los enterramientos musulmanes que se mantienen intactos. Esto se aprecia claramente en C-1, donde el suelo del patio está a 6´07 m.s.n.m. y los CF aparecen hasta una cota máxima de 6´80 m.s.n.m. Debido también a esto, en C-2, el patio se asienta directamente sobre un estrato romano.
Los restos más importantes hallados de esta fase son los de un gran patio de andenes. Se han documentado en los tres cortes practicados en el solar, lo que da idea de su tamaño. Se ha podido delimitar en dos de sus lados gracias a los muros de cierre del mismo.
Este patio ya se documentó, por lo que ahora se ha continuado con el dibujo de su planta. En todo momento aparece colmatado por un relleno con materiales del siglo XX. Los materiales no nos permiten fijar con exactitud su cronología. Ésta se ha basado en las características técnicas del mismo. Son andenes rectilíneos conectados entre sí en ángulo recto y con un suelo de ladrillos a la palma. El módulo de los ladrillos es de 27´5 cm. x 12´5 cm. y un grosor de 1 cm. El borde de los andenes está rematado por unos alizares de azulejo de color azul. Entre ellos existía una zona de jardines.
En el andén hallado en C-3 se realizó un sondeo para conocer la estratigrafía subyacente. Se observó que los ladrillos se asientan en una gruesa cama de mortero. Por debajo se documentó algo de material cerámico musulmán (s. X-XI) y unos pocos restos óseos, seguramente de un C.F. destruido. Aquí encontramos también un pequeño pozo de planta circular y fábrica de ladrillo del patio. Un roto en el suelo de forma cuadrada era sin duda donde estaría el brocal del pozo. El patio, a 6´07 m.s.n.m., arrasa los niveles de la almacabra musulmana, apareciendo en C-3 una única tumba, C.F. 035, y a una cota de 6´12 m.s.n.m., quedando por debajo del suelo. Simplemente se ha conservado porque el límite del patio quedó justo a su lado (muro UE 3004).
Fase IV: Contemporánea (siglos XIX-XX).
La casa con el patio de andenes permanece en uso hasta el siglo XIX, cuando es abandonada. Un gran relleno de materiales contemporáneos eleva la cota de todo el solar y lo nivela. Encontramos ahora nuevas estructuras pertenecientes a una nueva vivienda que apoyan sobre el patio anterior, como es el caso de un aljibe con las paredes interiores enlucidas que encontramos en el sector norte de C-2. Éste a su vez aparece colmatado por un relleno con materiales del siglo XX.
Otras estructuras de este momento son varios pozos o cisternas realizados en ladrillo y de planta rectangular. Estan cubiertos por una bóveda de medio punto y varios pozos de ladrillo de planta circular.
En C-2, parte del suelo de ladrillos del patio de la fase anterior se encuentra cubierto por un pavimento de mortero de cal muy deteriorado. Podría lo que supone una reestructuración del espacio.
En los años ochenta del siglo XX se derriba esta nueva vivienda. Se nivela el solar con materiales de momentos muy recientes y se levanta una nave industrial utilizada para almacenamiento. Para su construcción se excavan multitud de pozos de planta cuadrangular. Posteriormente se rellenan de hormigón y que sirven de pilotes a la nave. En concreto han aparecido en el interior de los tres cortes excavados un total de quince cimentaciones de hormigón que han limitado el espacio a excavar y que han supuesto una fuerte afección sobre los restos arqueológicos. Dicha nave es la que se derribó dentro del actual proyecto de obras en el solar que nos ocupa.
Estudio del material cerámico.
El material cerámico lo vamos a dividir por su interés en dos bloques, romano y musulmán.
El material romano recuperado pertenece tanto a niveles romanos como a niveles musulmanes. Aparece esparcido debido a las remociones de tierra de la almacabra o reutilizados en las tumbas como material de cubrición (fragmentos de tégulas).
En primer lugar debemos destacar el alto porcentaje de material constructivo romano localizado. Indica que en el lugar o en sus cercanías se encontraba algún tipo de construcción. Se han recuperado un total de 371 fragmentos de elementos constructivos en los niveles romanos. En concreto, 81 tégulas, 276 ímbrices y 14 ladrillos.
Entre la vajilla cerámica predomina la Terra Sigillata Hispánica (s. I-II) con 38 fragmentos. Terra Sigillata Africana (s. I-II) con 42 fragmentos, predominando la TSA A. Además, encontramos 3 fragmentos de Gálica (s. I-II) y uno decorado con barbotina.
En cuanto a las ánforas, 39 fragmentos, de los cuales 19 son Dressel 20 (s. I-III). Dos de ellas presentan un sello en el asa (“PLS”, “SN…”). Otros tipos son la Beltrán I (s. I) y la Beltrán IIB (30-170).
La cerámica musulmana se encuadra entre los siglos X y XI. De la cerámica de mesa destacan los ataifores hemisféricos sin pie de borde sencillo con vedríos verde o melado y decoración en manganeso (s. X). Los jarritos de pasta pajiza de base plana o plano-convexa (s. X). Las redomas sin vidriar con la superficie estriada (s. X-XI).
Cazuelas sin vidriar o con vedrío melado al interior, orzas de almacenamiento de alimentos y ollitas a torno lento (s. X-XI).
También encontramos fragmento de alcadafe de borde plano, de canjilón de noria y de candil de piquera (s. X).
Como ya se ha explicado, los niveles musulmanes aparecen unas veces con bastantes materiales romanos de los niveles inferiores y otras con multitud de intrusiones modernas debido a las cimentaciones y los pozos. Esto ha motivado que muchos fragmentos de cerámica común, principalmente amorfos, no se hayan podido ubicar cronológicamente con total exactitud por su gran semejanza en diferentes épocas.
- CONCLUSIONES.
La zona que nos ocupa se vio frecuentemente afectada por las inundaciones del río Guadalquivir debido a que se encontraba muy ceca de la laguna que había formado el brazo secundario del río en la Alameda de Hércules. Este hecho queda constatado en los perfiles estratigráficos de la excavación en forma de arroyadas de niveles arenosos sin material alguno. Además, el agua estancada parece ser que era un foco de infecciones y malos olores, por lo que era conocida como la Laguna de la Peste, desecada en el siglo XVI. Este pudo ser uno de los motivos de la poca actividad constructiva en la zona.
La principal novedad aportada aquí es la localización de diferentes estratos romanos de ocupación. Hasta el momento no se habían detectado vestigios de época romana en toda la manzana que nos ocupa. Ni siquiera en la excavación realizada en el mismo solar con anterioridad (Vera, 1998). Conocemos por otras intervenciones que la zona que quedaba al norte de las murallas romanas estaba ocupada por talleres de alfarería y por una serie de villae residenciales o de explotación agrícola. Además, la calle San Luis parece ser la prolongación del cardo máximo de la ciudad, siendo la vía de salida hacia Itálica.
Alrededor de ella se situaría alguna necrópolis, hallazgo de una urna cineraria de época romana en la Plaza del Pumarejo. La cerca muraria de época romana por su lado norte llegaba hasta la iglesia de Santa Catalina. Continuaba por la calle Gerona hasta la puerta situada en la iglesia de San Martín, junto a nuestro solar.
Los restos romanos hallados consisten básicamente en una sucesión de suelos de ladrillo. Desde el siglo I hasta mediados del siglo II y en un par de muros (uno de ellos reutilizando un sillar), aunque lo más destacable es el hallazgo de un nivel, el más antiguo, formado por una capa de mortero como preparación de un pavimento donde encontramos in situ una basa de columna sobre una plataforma de mortero. Lógicamente, sólo puede pertenecer a un edificio importante. Seguramente a alguna de las villae residenciales que se situaban cerca de las murallas. También documentamos un importante nivel de derrumbe. Se aprecia claramente un pilar de ladrillos caído in situ, que correspondería a otra estructura diferente.
Los paralelos cronológicos más cercanos se sitúan en la calle San Luis nº 73 y 75. Se detectaron estructuras constructivas de los siglos I-II que fueron arrasadas en el siglo IV. San Luis nº 78-80, donde los primeros indicios poblacionales se sitúan en los siglos I-II. Calle Relator nº 92, primer asentamiento en una zona elevada y junto a una vía de comunicación, siglo II.
En las calles San Luis nº 95 y Malpartida nº 10-12 encontramos los primeros indicios de ocupación humana. Se desarrolla a lo largo de un camino (perpetuado en la calle San Luis) que correría paralelo a un cauce fluvial y cuya primera actividad fue una necrópolis de los siglos I-II amortizada en los siglos II-III por usos relacionados con una villa. En la calle Virgen del Carmen Doloroso se documentaron niveles romanos altoimperiales del siglo I.
Los niveles romanos desaparecen en el siglo III. Podemos intuir dos causas: por un lado, en una zona de la excavación estos niveles aparecen colmatados por un nivel de arenas limpias, lo que nos lleva a pensar en una inundación y abandono del lugar; por otro lado, la ubicación posterior de una almacabra musulmana hace posible que se hubiera arrasado algún nivel romano, ya que en los niveles musulmanes aparece numeroso material cerámico, principalmente de los siglos I y II, aunque también hay algunos fragmentos más tardíos (TSA D y bizantina).
En la época musulmana, la zona seguía estando extramuros, ya que en un primer momento se mantuvo la cerca romana. Esto y las malas condiciones del lugar para ser habitado debieron propiciar la ubicación aquí de una almacabra musulmana en el siglo X. Se mantuvo en funcionamiento hasta los inicios del siglo XII, momento en el que los Almorávides amplían el recinto amurallado hacia el norte debido a la situación del río Guadalquivir al oeste, llevándolo hasta la actual Puerta de la Macarena.
Es entonces cuando se abandona por quedar intramuros, aunque no se va a construir aquí porque se conserva como lugar sagrado y porque toda esta zona norte se dedica en buena parte a huertas protegidas por las murallas, existiendo muy pocas edificaciones. En varias ocasiones, los Almohades refuerzan y reconstruyen la muralla de la ciudad, sobre todo por la vertiente del Guadalquivir, debido a las continuas avenidas del río.
La maqbara se extiende por todo el solar y sabemos por los datos anteriores que ocupa toda la manzana actual. A los 41 individuos hallados ahora se les tienen que sumar los 83 de la anterior campaña. Tenemos un total de 124 individuos en un único solar. Además habría que añadirle todos los que se han perdido por las afecciones posteriores. Podemos concluir que estaríamos ante una de las necrópolis importantes de la ciudad durante los siglos X y XI. Con un cálculo estimativo a partir de los datos de la presente excavación de entre 2.000 y 3.000 individuos.
Tras la conquista cristiana de Sevilla en 1248 la zona permanece escasamente habitada y se siguen trabajando las huertas. A partir del siglo XVI se deseca la laguna y se inicia una actividad constructiva en esta zona. En nuestro solar, sin embargo, la primera construcción moderna hallada la hemos datado entre el siglo XVIII y XIX.
El resultado de la intervención es bastante positivo. Aunque el número de individuos (41) no es excesivamente alto, sí se pueden sacar algunas conclusiones, tanto antropológicas como de la disposición espacial que ocupan los distintos enterramientos. Hay que tener en cuenta las distintas afecciones que ha sufrido el solar, con pozos y cimentaciones que han roto en algunos casos y movido en otros, parte de algunos restos óseos.
La mayoría de los esqueletos localizados pertenecen a individuos varones adultos con una franja de edad de 25-40 años. Sólo se ha hallado un varón, que por perdición dentaria ante-mortem, se ha podido incluir dentro del grupo senil.
Donde mejor se ve la situación de éstos es en la esquina suroeste. Se concentran hasta ocho esqueletos con las mismas características físicas. Varón adulto con poca o ninguna perdición dentaria ante-mortem, marcada abrasión dentaria tanto de los molares como de los premolares. Marcada inserción muscular en la epífisis femoral, lo que nos indica gran musculatura en las piernas asociada a trabajos de acarreo. Todos ellos de gran talla, llegando a medir el fémur mas de 430 mm. en algunos casos. El estudio de las vértebras no nos ha aportado demasiados datos sobre patologías, sólo una desviación y pérdida de volumen de las vértebras lumbares de un esqueleto, por lo que la edad no pasa de la franja antes comentada.
Junto al perfil norte vemos individuos que están dentro de una misma franja de edad, son infantiles I y II. De los seis localizados durante el proceso de excavación, tres de estos enterramientos se hallan en esa zona. Los otros tres se localizan en la zona central del corte, aprovechando el espacio entre los individuos adultos. Una peculiaridad de estos restos es la disposición de los brazos. Predomina la posición extendida del brazo izquierdo sobre el costado. Pero hemos constatado varios individuos con los brazos dispuestos extendidos detrás de la espalda. Estos tienen las manos muy juntas, lo que nos podría indicar que estuvieran atadas.
El enterramiento no se produce al aire, cuando se depositan se cubren directamente con la tierra. Esto impide el desplazamiento de los huesos al descomponerse el organismo, aunque siempre hay cierto desplazamiento al ocupar la tierra los espacios que se van dejando.
El mayor número de individuos de mediana edad, así como la poca presencia de restos óseos asociados a infantiles, tanto I como II, y seniles, nos habla de una posible parcelación de las necrópolis musulmanas de Sevilla, o un período fértil donde no escasea la comida, ni se producen grandes epidemias, ya que son estos dos últimos grupos de edad los más vulnerables en estas épocas de crisis.
Durante las campañas realizadas en 1997-1998 se documentaron 83 enterramientos en distintas actividades de arqueología en Sevilla, diferenciándose hasta cuatro niveles de enterramiento, estando el más bajo a 6´04 m.s.n.m. y a 7´05 m.s.n.m. el último nivel, en la zona más septentrional del solar.
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